Tú siempre estás ahí.
Tú siempre estás ahí cuando te necesito, no importa cuanto tiempo haya pasado desde nuestro último encuentro. Siempre me recibes. Sin preguntas, sin reproches, sin siquiera un asomo de enojo o resentimiento.
Me dices, que a fin de cuentas siempre seremos uno. Que eres mi mano derecha. Que ésta unión nuestra es inquebrantable y que tu existes gracias a que yo existo. Que sin mí carece de sentido tu existencia. Me das gracias por haber nacido.
Y sin preámbulos te entregas. En silencio haces. Me arropas justo donde debes y me invades con ráfagas de placer. juntos somos placer. Presionas, pides tu botín sin abandonar el rítmico ronróneo de piel, pides tu botín.
El éxtasis me sorprende preso de tí. Tú siempre ahí para hacerme sentir tanto. Pronto volveré con ella o con otra mujer y aún así no me abandorás. Tú estarás siempre a mi lado. Ya voy a dormir. Hasta la próxima oportunidad que el placer me empuje a tí.
Hendrick González. (www.loscuentos.net)
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