
Pasó un minuto...
luego otro minuto...
ya eran dos y se movia el tercero...
No deciamos nada a pesar de que debiamos hacerlo.
Ya ni siquiera era un silencio incomodo... era un silencio ensordecedor, hacía ruido en mis oidos y en mi mente haciendo que mi boca se viera forzada a hablar...
-Se hace tarde- digo con intención.
-Lo sé, quiero decirte tantas cosas pero el tiempo es poco-.
-Y no lo aprovechamos- digo irónica...- Han pasado seis minutos- pienso.
-Te amo- dices finalmente.
-Yo no... y no quiero, acabas de perder siete minutos en los que podias (no decirlo; si no) hacerlo, si te amara perdería toda mi vida.
Adios...-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario